lunes, 11 de junio de 2012

Rebeldes 79, una historia (5)


Si el concierto en Magic marca un hito en la popularidad de Rebeldes, la banda todavía no es lo compacta que será en el futuro.  La formación que viene de la Granja Azul es en esos momentos inestable y no hay química entre los componentes. De hecho Carlos y Aurelio tienen claro por donde quieren encaminar sus pasos. Y Moi también. La apuesta tiene que ser mucho más decidida y vigorosa.
A principios de 1980, en el mes de febrero, se plantea finalmente la ruptura. Además de los aspectos estrictamente musicales hay un alejamiento con el resto de miembros de la banda por razón de imagen. Y eso, justo en ese momento, no es ninguna tontería. La imagen o la actitud no pueden en  modo alguno disociarse de lo estrictamente musical. De hecho algunos rescoldos del hippismo laietano se habían apuntado al carro del punk o de la new wave, pero se les veía el plumero, como a los de las chupas de polipiel de Grease. Por tal motivo las decisiones estéticas resultaban, entonces, trascendentes. De hecho no hacía tanto que Moisés Sorolla, Moi, aun iba peinado como Robert Redford en El gran Gatsby, un film que había causado furor pocos años antes.
Un hecho casual ayuda a configurar la futura formación de Rebeldes. Un día de enero de 1980, 3 de los 6 miembros del grupo no acuden a ensayar. En  el minúsculo local de ensayo situado frente a la fábrica de cervezas Damm de Barcelona coinciden Carlos, Aurelio y Moi. Aurelio coge por primera vez el bajo Fender y, ya sin otro guitarrista, Carlos se lanza hacia el rockabilly. De golpe se encuentran como trio de rock and roll al estilo de lo propuesto por Johnny Burnette en la primera mitad de los 50. Y lo mejor de todo es que el sonido de los 3 es superior, más intenso, que el de los 6.
A partir de aquí se sucederán algunos hechos fundamentales para la definitiva consolidación de Rebeldes. Moi que vive en la calle Sardenya, cerca de la plaza Sanllehí, coincide en la escalera con unos vecinos que son miembros del Club Elvis de Barcelona. Como que Moi luce tupé y no el peinado a lo Gatsby, los vecinos no tienen dudas sobre sus gustos musicales y le proponen conocer a un pianista de Tiana que también pertenece al Club Elvis. Se trata de Emilio Díaz que tendrá una influencia decisiva en el grupo. Con él se solucionarán algunos de los problemas del día a día de la banda.
Así el encuentro con Emilio marcará el futuro. Hasta ese momento el núcleo duro de Rebeldes pertenece a un mismo segmento generacional. Carlos Segarra es el más joven, tiene 5 meses menos que Aurelio. Ambos son barceloneses. Carlos de Sants y Aurelio del Clot. Moi es 4 años mayor, de Roda de Ter en la comarca de Osona, cerca de Vic. Emilio Díaz es unas cuantos años mayor. Musicalmente, como todos ellos, es autodidacta, pero es un brillante pianista de rock.
En aquellos primeros meses de 1980 la economía de Carlos, Aurelio y Moi no es precisamente boyante. En ese sentido la aparición de Emilio hará que el futuro de Rebeldes sea más desahogado.

Texto de Carles Prats para la caja 'Los Rebeldes 1979/1985', editado por Mitik Records

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